Con la llegada de la primavera, las personas alérgicas al polen comienzan una temporada en la que pueden desarrollar determinados síntomas como lagrimeo, picores o dificultades respiratorias. Esto se debe a la reacción del organismo ante un alérgeno, en este caso, el polen de las plantas, que encuentra en la estación primaveral su mayor etapa de proliferación.
Si sospechas que puedes padecer alergia al polen, en este artículo te explicamos en qué consiste y cuáles son sus principales síntomas. No obstante, será siempre el alergólogo, el especialista que debe diagnosticarla.
¿En qué consiste la alergia al polen?
La alergia al polen, o polinosis, es la respuesta del sistema inmunológico a un agente externo o alérgeno, en este caso el polen. Como sucede con otras alergias, se trata de un mecanismo de defensa que se pone en marcha cuando los minúsculos granos de polen entran en contacto con las mucosas, produciendo la liberación de varias sustancias químicas, entre ellas la histamina, provocando los síntomas comunes de alergia.
En España se estima que hay alrededor de 8 millones de personas que padecen polinosis. Las gramíneas, los plataneros de sombra, el ciprés y el olivo son los principales pólenes que pueden causar una reacción alérgica.
Síntomas de la alergia al polen
Los síntomas de la alergia al polen se manifiestan, sobre todo, en las vías respiratorias, aunque también pueden afectar a otras partes del cuerpo, como los ojos. Estos son algunos de los síntomas que resultan más comunes:
- Picor en la nariz, la garganta y el paladar.
- Segregación de moco acuoso y congestión nasal (rinorrea).
- Lagrimeo (conjuntivitis).
- Dificultades respiratorias, pitidos en el pecho y tos seca, un cuadro sintomático que tiene el nombre de asma polínico.
Diagnóstico y tratamientos para la alergia al polen
Antes de aplicar un tratamiento ante síntomas propios de la alergia al polen, la mejor opción es acudir al alergólogo para obtener un diagnóstico preciso y personalizado.
Cómo se diagnostica la alergia al polen
La historia clínica del paciente es una herramienta muy útil para diagnosticar este tipo de alergias, pero existen pruebas concretas como el prick test, que consiste en aplicar sobre la piel del antebrazo una serie de gotas que contienen una pequeña cantidad del alérgeno sospechoso. De esta forma, se estudia la zona durante unos 15-20 minutos para detectar la aparición de ronchas o rojeces.
Qué tratamientos existen para la alergia al polen
Ante una alergia al polen, son, principalmente, dos tipos de tratamiento los que se aplican, el uso de antihistamínicos o la inmunoterapia. El especialista optará por la vía más adecuada dependiendo de cada caso.
Los antihistamínicos son fármacos que alivian los síntomas alérgicos bloqueando la histamina, la sustancia que desencadena los signos propios de una alergia, aunque también cumple con otras funciones como regular los ciclos del sueño.
La inmunoterapia, o ‘vacuna’ para las alergias, consiste en administrar en el organismo los alérgenos en dosis controladas y cada vez más altas, en un periodo que puede prolongarse hasta los 5 años y que puede llegar a lograr que la alergia desaparezca.
Puesto que la alergia al polen es una afección muy común y que puede aparecer en cualquier momento, aunque antes no se padeciera, hay que destacar que deberá ser siempre un especialista el que diagnostique y aplique el tratamiento correspondiente, evitando así la automedicación.
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